LA IMPORTANCIA DE TENER HÁBITOS

En la vida cotidiana uno de los elementos más determinantes de la organización y la eficiencia es la capacidad de desarrollar hábitos que nos permitan realizar nuestras actividades de la mejor manera posible. La importancia de los hábitos se vincula también con la posibilidad de planear y proyectar mejor a futuro.

La ajetreada vida humana y la necesidad permanente de ordenarla

Si observamos el estilo de vida que se lleva a cabo en la mayoría de las grandes ciudades del mundo, nos daremos cuenta que en ellas no hay tiempo para el descanso ni para el hecho de no hacer nada. Incluso el ocio debe estar programado. Este ajetreado estilo de vida que nos lleva a vivir corriendo de casa al trabajo y a otros lugares en los que se desarrollan diferentes actividades sociales ha sido organizado inconscientemente por los miembros de cada sociedad a partir de hábitos que ayudan a ordenarse para poder así cumplir todas las diversas actividades.

Los hábitos son los que nos obligan a actuar siempre del mismo modo a horarios más o menos similares o en modos también similares. Por ejemplo, un hábito muy común de nuestro estilo de vida es desayunar antes de salir al trabajo o a la escuela, hábito que todos recomiendan para empezar correctamente el día.

Desarrollar costumbres es central para el crecimiento humano

A diferencia de lo que ocurre con los animales, que de igual modo tienen cierto nivel de rutina en sus vidas aunque no consciente, los humanos son seres rutinarios para los cuales el desarrollo de hábitos y costumbres es esencial. Así, desde niños se nos enseña a cumplir ciertos hábitos que pueden agruparse en diferentes categorías.

Por ejemplo, están los hábitos alimenticios que tienen que ver con comer a determinados horarios, comer en determinada forma o en la limpieza de los dientes luego de cada comida. Por otro lado, están los hábitos horarios que nos hacen comportarnos todos los días con determinada organización y que nos permiten ordenar el día a día. Estos son especialmente importantes para los niños porque si no se desarrollan desde pequeños (por ejemplo, ser puntual) pueden luego convertirse en un problema. También están los hábitos de limpieza que nos acostumbran a realizar ciertas prácticas para mantenernos sanos y saludables ante determinadas situaciones (por ejemplo, lavarse las manos antes de comer).

Los hábitos y su dimensión cultural

Tal como lo señalamos, los hábitos son costumbres que todos los humanos desarrollamos en mayor o menor medida. Lo que nos hace diferentes es el tipo de tradiciones que cada comunidad implementa. Así, no son iguales los hábitos de comida, de comportamiento, de saludo, de respeto, de trabajo en países occidentales que en países orientales, como tampoco son iguales los hábitos que se desarrollan en países del Primer o del Tercer Mundo respecto a un sinfín de acciones.

Esto nos prueba que las actividades que realizamos, la forma, la rutina y la frecuencia con la que las hacemos dependen también de la cultura de la cual somos parte.

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