NEUROPLASTICIDAD (la práctica hace al maestro)

Por José Rodrigo García

Director de la Universidad del Deporte

El sistema nervioso humano está compuesto por células altamente especializadas llamadas neuronas, que emiten señales a miles de kilómetros por hora. Todos nuestros pensamientos, reacciones, decisiones, así como todo lo que vemos, escuchamos o imaginamos, se lo debemos a ellas.

El cerebro tiene alrededor de 100 mil millones de estas neuronas y hay millones más distribuidas por todo el cuerpo; pero algo que las distingue de cualquier otra célula del cuerpo, es que podemos entrenarlas, e incluso, modificarlas.

Todo lo que percibimos en nuestro entorno es transformado por nuestros sentidos en energía eléctrica. El ojo, por ejemplo, transmite 10 millones de estímulos al cerebro cada segundo, a casi 500 kilómetros por hora; bombardeándolo con información que literalmente se debe clasificar, y bien sea, utilizar, almacenar o desechar.

Las neuronas se comunican entre sí emitiendo pulsos eléctricos y liberando a su vez sustancias químicas o neurotransmisores. Existe un minúsculo espacio entre las neuronas llamado sinapsis que es donde se transfiere la información de unas a otras. Las neuronas se agrupan para establecer ciertas “rutas” de mensajeros químicos. Pueden establecer conexión hasta con 10,000 de sus similares.

Una de las cosas más asombrosas del cerebro es lo adaptable que puede llegar a ser con un poco de práctica. Entre más se practica algo, más cambia; a eso se llama neuroplasticidad. Cuando ejecutamos un movimiento una sola vez, el cerebro lo olvida pronto, pero cuando lo repetimos una y otra vez, se codifica, alterando la composición química, y logrando adaptaciones estructurales. De hecho, las neuronas pueden incluso cambiar de forma y posición. A medida que repetimos el mismo estímulo muchas veces, las rutas neuronales se fortalecen y se vuelven permanentes. Por eso es tan importante aprender la técnica de los ejercicios bien desde un principio, ya que, si hacemos algo mal reiteradamente, lo podemos llegar a mecanizar de tal forma, que resulta muy difícil desaprenderlo. Los intrincados mecanismos de transmisión de información, llamados potenciales de acción, son los que nos llevan a ejecutar de forma automática e inconsciente, los gestos motores aprendidos durante los entrenamientos. Las destrezas adquiridas que nos permiten encestar un tiro de 3 en el baloncesto, esquivar y contraatacar en el boxeo, o andar en bicicleta sin usar las manos, son acciones que pueden permanecer en la memoria toda la vida.

Los estudios más recientes han comprobado como ciertos trabajos específicos pueden desarrollar habilidades neuromotoras que facilitan la reacción inmediata ante diversas situaciones. Por ejemplo, para reaccionar ante una situación de peligro inminente, el cerebro, en milésimas de segundo, va a buscar un recuerdo lo más similar posible para actuar de forma parecida; de tal manera que una respuesta defensiva u ofensiva, estará normalmente basada en una experiencia previa.

La práctica hace al maestro

Repetir sistemáticamente un gesto o movimiento nos termina convirtiendo en especialistas; sin embargo, este, debe ser igual o muy similar al que prendemos ejecutar. Por ejemplo, un lanzador de jabalina puede entrenar con pelotas de béisbol, clavas de gimnasia, u otros objetos similares, y eso desde luego le puede ayudar, pero nunca será igual que lanzar la jabalina.

La capacidad de efectuar un trabajo muscular específico a un nivel funcional muy alto, no es accesible si el deportista no se encuentra en forma; es decir, el organismo alcanza el techo funcional más elevado en el periodo de la forma deportiva. Con métodos de trabajo propioceptivos se crea la sensación dirigida del movimiento, a este grupo de métodos, pertenecen las adaptaciones especiales de las cuales están necesitados los deportistas para realizar los movimientos en una dirección concreta.

Neurogénesis

Durante mucho tiempo la idea de la regeneración neuronal en el cerebro adulto estuvo totalmente descartada. Los científicos afirmaban que las neuronas morían y no eran reemplazadas por otras nuevas. Desde 1944, la existencia de la neurogénesis se ha comprobado científicamente y ahora sabemos que ocurre cuando las células madre, un tipo especializado de célula que se encuentra en el giro dentado, el hipocampo, y, posiblemente, en la corteza pre-frontal, se divide en dos: una célula madre y una célula que se convertirá en una neurona totalmente equipada, con axones y dendritas. Luego, estas nuevas neuronas migran a diferentes áreas del cerebro (incluso distantes entre sí), donde son requeridas, permitiendo de esta forma que el cerebro mantenga su capacidad neuronal. El entrenamiento cognitivo parece ideal para la inducción de la plasticidad cerebral.

Proporciona la práctica sistemática necesaria para el establecimiento de nuevos circuitos neuronales y para el fortalecimiento de las conexiones sinápticas entre las neuronas.

Así que ya lo sabes, lo mejor es aprender una técnica de ejecución correcta de los ejercicios y practicar hasta alcanzar la maestría.

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