LOS NIÑOS QUE NO DESAYUNAN TIENEN MUCHO MÁS RIESGO DE OBESIDAD

Un niño que no desayuna tiene un 43% más probabilidades de sufrir obesidad que otro que desayuna de forma equilibrada. Un desayuno completo debe incluir lácteos, cereales y fruta, pero son bien pocos los niños que incluyen este último alimento.

Las tasas de obesidad infantil no han dejado de aumentar en los últimos años. Las causas son muchas y hay que buscarlas en lo que comen y lo poco que se mueven. Si nos centramos en la alimentación, el desayuno merece una atención especial porque es la primera y una de las principales comidas del día.

Según la revisión de estudios “El papel del desayuno y su calidad en la salud de los niños y adolescentes” del Instituto Danone, no comer nada antes de ir al colegio aumenta el riesgo de obesidad infantil. Tanto es así que los niños que no desayunan tiene hasta un 43% más de probabilidades de tener sobrepeso.

DESAYUNO Y OBESIDAD

El vínculo entre no desayunar y obesidad tiene dos posibles explicaciones.

  • Más ansiedad por comer. El desayuno es la primera comida del día tras muchas horas de ayuno. Si nos lo saltamos llegaremos a la hora de comer con mayor sensación de hambre, comeremos con ansiedad y seguramente más cantidad.
  • El metabolismo se vuelve ahorrativo. Hay estudios antropológicos que demuestran que el hombre viene de la evolución del hambre. Si nuestro organismo no recibe el aporte energético necesario se vuelve ahorrativo, quema menos energía porque sabe que estará tiempo sin comer, explica.

De todas maneras,  se señala que la razón más probable es que si no desayunamos hay mucha más tendencia a picar entre horas, a elegir productos más calóricos y a comer más en la siguiente comida. Y eso ocurre tanto en los adultos como en los niños.

NIÑOS CON PEOR SALUD QUE SUS PADRES

No desayunar se relaciona con tasas más altas de obesidad en niño. Pero el problema no acaba ahí porque la obesidad es factor de riesgo de las llamadas enfermedades de la sobrealimentación.

Así pues, según la revisión de estudios, los niños y adolescentes que desayunan bien tienen mejores niveles de glucosa en sangre y, en consecuencia, menor riesgo de diabetes.

Por el contrario, no desayunar se asocia con la prevalencia de la hipertensión en la población infanto-juvenil.

Hacer un desayuno equilibrado también se relaciona con un mejor perfil lipídico (niveles bajos de colesterol malo y altos de colesterol bueno).

Obviamente, el desayuno se asocia con una mejora del rendimiento en los niños. La primera comida del día proporciona nutrientes al cerebro que son claves para la función cognitiva.

EL BUEN HÁBITO DE SENTARSE A DESAYUNAR

El desayuno debe cubrir el 20% de las calorías diarias ingeridas y, como decíamos, debe incluir lácteos, cereales y frutas.

Sin embargo, no solo es importante lo que comen los niños sino cómo lo comen.

El hábito de sentarse para desayunar con una cierta calma no se aplica. Eso dificulta mucho hacer esta comida de forma completa. Habría que tomar conciencia de su importancia y levantarnos un poco antes.

Como regla general, deben evitarse los alimentos de alto contenido calórico y baja densidad nutricional que simplemente aportan calorías, grasa, sodio o azúcar.

No es que los bollitos o las galletas sean malos, es que están en la punta de la pirámide alimentaria y por tanto deben tomarse de forma ocasional. No pueden formar parte del desayuno diario del niño.

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