HISTORIA DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

Por José Rodrigo García

Director de la Universidad del Deporte

 

Desde el principio de los tiempos los seres humanos tenían claro que correr rápido les podía servir para alcanzar su comida o para no convertirse en ella. 

El desarrollo físico de esos primeros hombres, siguió una evolución natural que estuvo determinada, sobre todo, por las exigencias de la vida diaria, en un entorno salvaje y peligroso donde solo los más hábiles y mejor adaptados lograban sobrevivir.

Las necesidades fundamentales del hombre primitivo lo obligaban a ejecutar regularmente una variedad de actividades físicas o destrezas de supervivencia, tales como aprender a defenderse por sí solo y a otros; cazar para obtener alimentos o conseguir ropa y refugio.

Para ello tuvo que aprender a correr, saltar, nadar, trepar, lanzar, pescar, luchar y otras tantas. Así, hicieron deporte y esculpieron sus cuerpos sin darse cuenta.

La actividad física era parte fundamental de la vida de los hombres primitivos. La necesidad de alimentarse y protegerse los hizo instintivamente recurrir a una serie de prácticas orientadas a mejorar sus habilidades. Poco a poco, esto dio lugar a juegos y competiciones de fuerza, velocidad, resistencia y habilidad.

A diferencia de hoy en día, esta especie incipiente no se percataba de los beneficios del ejercicio físico: la movilidad y la agilidad no mejoraban gracias a programas de entrenamiento estructurados, ni seguían métodos u horarios; sino que se forjaron mediante el instinto y la necesidad de adquirir rápidamente las habilidades motrices. Mientras más grades y más fuertes, entendían que tenían más posibilidades de subsistir, e incluso, de dominar a sus semejantes.

Desde la prehistoria, el ser humano ha tenido la necesidad de comunicarse corporalmente, con movimientos que provocaran sentimientos y estados de ánimo. En un principio, la danza tenía un significado ritual; era utilizada para expresarse en ceremonias de diversa índole, principalmente religiosa, para atraer la lluvia, la fertilidad, o simplemente agradar a los dioses y obtener sus favores.

La danza fue la primera manifestación de la actividad física, con un sentido organizado. La propia respiración y los latidos del corazón sirvieron para otorgar una primera cadencia a la danza. Posteriormente se agregó la música de tambores y otros instrumentos.

En China inició la práctica deportiva con una cierta estructura metodológica; existen registros que sugieren que se realizaban actividades deportivas hace 6,000 años, en el 4000 a. C. Lo hacían en base a un tipo de tablas gimnasticas, parecidas al Tai Chi. Posteriormente eso dio lugar a las artes marciales.

 

En Mesopotamia, cerca de año 3,500 a. C. los sumerios, acadios, babilonios, asirios y persas, adiestraba a sus soldados, ejercitándolos con carreras, y practicando el tiro con arco; además de las luchas, incluyendo aquellas con espada.

En el antiguo Egipto, se daba gran importancia a los ejercicios físicos, principalmente en la preparación de los soldados y guardias.

Hay muchas pruebas de ello en las manifestaciones pictóricas de las pirámides y otros monumentos arquitectónicos, en las cuales se ven representadas diferentes pruebas deportivas. Se practicaban luchas a manos libres y con bastones, como se puede apreciar en las tumbas de Beni Hassan. Competencias náuticas, carreras, pugilismo, tiro con arco, natación, remo y cacería, entre otras.

Los pueblos tenían que protegerse de las invasiones y para ello formaron ejércitos que los defendían. Estos ejércitos eran entrenados en diferentes “artes de guerra”, que incluían el empleo de espadas, lanzas, arcos y flechas, así como otras armas, y desde luego, caballos.

A partir de ellos, surgieron espontáneamente la esgrima, los lanzamientos de bala, jabalina y martillo, la arquería y todas las disciplinas atléticas de pista y campo; la natación, los deportes de combate como el boxeo, lucha, tae kwon do y más, y desde luego, los deportes de conjunto y con pelota.

En la Antigua Grecia, la cultura militar y la actividad deportiva se influyeron mutuamente. Los deportes se convirtieron en una parte tan importante de su cultura que los griegos crearon los Juegos Olímpicos; una competición que se disputó cada 4 años; desde el año 776 a. C. hasta el año 394 d. C., en Olimpia, una pequeña población en el Peloponeso.

Fue allí donde iniciaron los sistemas de entrenamiento, la metodología y la dosificación de cargas.

Dejando a un lado las formaciones militares, los griegos y los romanos empezaron a celebrar la belleza y la fuerza del cuerpo; considerando al entrenamiento físico como un ideal filosófico y una parte esencial de la educación. En esa época surgió la famosa frase Mens sana in corpore sano “mente sana en cuerpo sano”. El culto al cuerpo empezó a convertirse en un estilo de vida.

Probablemente el mayor desarrollo deportivo de la antigüedad se dio durante cerca de 500 años, entre los años 300 a.C. y 200 d.C. El Circo Romano se convirtió en un espectáculo grotesco para el divertimento popular. La muerte y los más inimaginables métodos de tortura eran totalmente aceptados; sin embargo, los Gladiadores pertenecían a una clase aparte. Eran entrenados durante varias horas al día con sistemas metodológicos, diseñados de forma individual para poder desarrollar las capacidades físicas, convirtiéndolos en atletas fuera de serie que soportaban cargas altísimas de trabajo.

Entre los siglos III y XV, el cristianismo se expandió y, con él, la convicción de que la vida terrenal nos preparaba para una vida eterna. Por tanto, el cuerpo se consideraba profano y el simple hecho de admirarlo era considerado pecado, ya que la esencia real del hombre es su alma.

Sin embargo, en la Edad Media, bajo el régimen feudal, los nobles y los mercenarios se sometían a un entrenamiento físico para, o bien ir a las guerras, o para participar en los torneos deportivos. La mayoría de la población eran campesinos que se dedicaban a la labranza y su ejercicio físico era su duro trabajo.

En 1553, el “Libro del ejercicio corporal y sus provechos” del español Cristóbal Méndez se considera la primera obra dedicada por completo al ejercicio físico, a sus beneficios en la salud y en el cuerpo. En él, se describen ejercicios, juegos y deportes desde un punto de vista médico y se dan consejos para prevenir lesiones.

Otra obra de referencia posterior, «De Arte Gymnastica», publicada por Mercurialis, un médico italiano, trata sobre la salud, la alimentación y el ejercicio físico. Es claramente el primer libro sobre la medicina deportiva.

La Revolución Industrial marca una clara transición entre la fabricación mediante métodos manuales y la fabricación con máquinas de producción, lo que supone un cambio importante en nuestra historia moderna.

Esta Revolución tiene un impacto sobre la manera de trabajar y de desplazarse. La gente se vuelve más sedentaria y surge un nuevo movimiento: la práctica intencionada del ejercicio físico, gracias principalmente al fervor nacionalista.

Pierre Fredy barón de Coubertin, tuvo la idea en el año 1892 de restablecer los Juegos Olímpicos. Comenzó a soñar con unir en una extraordinaria competición a los deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro y solo por el deseo de conseguir la gloria. Competir por competir, como dice la frase de Ethelbert Talbot: “Lo importante no es vencer, sino participar”, frase mal atribuida al propio Coubertin.

Intentando convencer a todos, el barón de Coubertin viajó por todo el mundo hablando de paz, comprensión entre los hombres y de unión, mezclándolo todo con la palabra Deporte. Al fin, en la última sesión del Congreso Internacional de Educación Física que se celebró en la Sorbona de París, el 26 de junio de 1894, se decidió instituir los Juegos Olímpicos.

En 1896 se celebraron los primeros juegos de la era moderna, en los que participan trece naciones, dando inicio a una nueva era para el deporte mundial.

 

Continuará…

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